Lee esta breve historia… ¿qué opinas?
“Iker cobra 33.000 € al año. Tiene una lujosa casa en las afueras y un todoterreno que parece sacado de una película. Víctor no tiene nada de eso. Apenas cobra 18.000 euros al año. Vive en una casa pequeña y conduce un viejo utilitario que tiene ya sus años.”
Para un momento... ¿Quién de los dos se puede decir que es más afortunado? Volvamos a ver la historia, pero completemos con algunos datos extra que no hemos mencionado la primera vez.
“Iker cobra 33.000 € al año. Tiene una lujosa casa en las afueras y un todoterreno que parece sacado de una película. Su jefe directo lo insulta a diario como método de presión. No se lo dice de forma explícita, pero continuamente le insinúa de forma sutil que es un inútil. Iker, a cuenta de eso hay momentos en que no puede más. En alguna ocasión ha llegado a llorar como un niño a escondidas. Cada mañana se siente fatal cuando piensa en que le tocan 8 horas igual que el día anterior.
Víctor apenas cobra 18.000 euros al año. Vive en una casa pequeña y conduce un viejo utilitario que tiene ya sus años. El ambiente en su trabajo es estupendo. De hecho, sus compañeros es una de las cosas que más echaría de menos si tuviera algún día que marcharse. Va todos los días contento a trabajar, con ganas de verlos a todos y de charlar con ellos en el café de media mañana.”
Después de leer el relato completo, ¿quién te parece más afortunado de los dos? ¿Has cambiado de opinión? ¿Por qué?
Puedes pensar que te he hecho trampa, que sin tener toda la información no podías hacer un juicio de valor adecuado. Es cierto. Pero en la vida real pasa exactamente igual.
Casi nunca tenemos toda la información necesaria para hacer determinados juicios y sin embargo los hacemos constantemente.
Puede venir el vecino y decirnos que cobra un dineral y ya de paso nos enseña su fabuloso coche nuevo. Pero es más raro hablar del ambiente laboral que uno vive a diario y sin embargo puede llegar a ser más importante en nuestro bienestar personal. Y quien dice el clima laboral, dice otras muchas cosas que podemos desconocer de la vida de los otros. Normalmente en la vida real siempre nos falta información.
Esto no nos impide comparar y hacernos sufrir muchas veces a nosotros mismos de forma innecesaria. Comparamos nuestras vidas en función de algunos aspectos más visibles y nos olvidamos de todo lo que no se ve. ¡Deja de comparar si te hace sufrir! O mejor todavía… ¡usa la comparación en tu beneficio!
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